En cuanto le vi aparecer me di cuenta de que mi suerte había cambiado. Aquel hombre levantaba hacia mí su copa de una forma desconcertante pero yo sabía como valerme de él para ganar un dinero seguro. Sin embargo debía actuar deprisa antes de que cualquiera de mi mesa me lo quitase. Así que sin pensármelo dos veces arrastré con el copón y dije ¡tute de reyes!
Como éste hay más en Ídelo el de los cuentos, su otro blog de relatos de confianza
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